Los que hablan del “placer de la lectura” no saben lo que dicen. Leer será todo lo que se quiera, pero no es un placer. Es un hábito, una adicción, como el cigarrillo, el trabajo o un amor contrariado; es decir, algo más cercano a la pesadilla que a cualquier otra sensación.
Muy de acuerdo. Sobretodo cuando le toca leer a uno en Palmira. Julio César Londoño lee y escribe en Palmira.
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